Tras casi tres semanas de misterio y conmoción, la Justicia dio un paso clave: detuvieron en una tapera de Berisso al principal sospechoso del crimen de Pablo Mieres, el joven funcionario de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP asesinado el 17 de junio en su departamento de calle 115.
El arresto se produjo en el marco de un operativo coordinado por la DDI La Plata. El hombre, que estaba prófugo, fue localizado escondido entre matorrales y estructuras abandonadas, en una escena que bien podría parecer una metáfora de la huida y el encierro. Está acusado formalmente como el presunto autor del homicidio, y será indagado mañana por el fiscal Gonzalo Petit Bosnic.
Aunque aún no trascendieron detalles sobre su identidad, fuentes cercanas a la causa indicaron que habría mantenido contacto previo con Mieres. La causa, que hasta ahora carecía de detenciones, suma así su primer imputado.
La comunidad universitaria, que en estas semanas se movilizó para exigir justicia, recibió la noticia con alivio, aunque también con cautela. El crimen de Mieres no es solo un hecho policial: golpeó de lleno en el corazón académico y social de la ciudad.




