Hay trenes que transportan turistas otros que arrastran mercancías y algunos que con el tiempo se llenan de historias tristes y pesadas como el Luciérnaga el convoy nocturno que durante años unió Buenos Aires con Mar del Plata atravesando los campos del partido de Brandsen entre estaciones que parecían dormidas hasta que el estruendo las despertó para siempre
En Altamirano en la madrugada del primero de febrero de 1964 el Luciérnaga avanzaba con más de mil pasajeros rumbo al mar cuando un error en el cambio de vías lo desvió hacia un tren de carga detenido en la vía secundaria el choque fue brutal la locomotora Cockerill terminó incrustada contra los vagones Werkspoor del carguero los gritos se mezclaron con el crujido de los hierros y los vecinos del pueblo corrieron en pijamas sin entender del todo qué había pasado esa noche murieron treinta y cuatro personas y más de setenta fueron hospitalizadas el saldo fue tan doloroso como imborrable
Diecisiete años después el ocho de marzo de 1981 la historia volvió a repetirse esta vez cerca de Jeppener donde un tren de carga había descarrilado en una curva después del puente sobre el río Samborombón el Luciérnaga venía de Mar del Plata repleto de turistas y no logró frenar a tiempo volvió a embestir los vagones cisterna y volvió a dejar un número idéntico de víctimas treinta y cuatro muertos setenta y cuatro heridos las coincidencias fueron tantas que los cronistas comenzaron a hablar del tren maldito que cada verano reaparecía con su carga invisible de fatalidad
En 1982 el Luciérnaga fue retirado del servicio después de otro incidente menor cerca de Chascomús con su salida se cerró un capítulo pero no se apagó la leyenda los ferroviarios aún recuerdan sus recorridos los pueblos lo evocan con respeto y un dejo de miedo y los archivos periodísticos lo guardan como testimonio de lo que pasa cuando la negligencia el azar y la noche se encuentran sobre los rieles
